Valorar lo que tienes vs Quejarte de lo que falta
¿Valoras o te quejas? ¿De qué lado estás?
¡Hola gente!
La mayoría de las veces, responder a mis clientes, es lo que me motiva a escribir aquí. Porque planteas temas que nos ocurren a todos en la vida diaria, en la pareja. Y que pueden mejorar tu vida al leer algo y ponerlo en práctica.
Hoy, le estaba contestando a una de “mis chicas”, y me gustaría compartir contigo mi respuesta.
Ella me decía:
La verdad que como me dijiste en el correo anterior, mi vida es maravillosa, así como está, pero no lo valoro y la verdad, que cada vez intento darme más cuenta y valorarla más, porque no me puedo quejar y pongo el foco en la falta y poco a poco lo estoy intentando cambiar, no decaigo jejej.
A lo que le respondí:
Nuestra mente tiene un «software» que está instalado. Son nuestros patrones de comportamiento, que la mente repite de manera automática, sin que nos demos cuenta. Porque para la mente «tener que pensar» cada vez que va a hacer o decir algo, es un gasto de energía. Y en la búsqueda de eficiencia del consumo de energías, la mente evolucionó para NO PENSAR en cómo hacemos las cosas que hacemos.
No es culpa nuestra ir por la vida «dormidos» repitiendo patrones que nos hacen daño a nosotros mismos. Sin embargo, una vez que DESCUBRIMOS que podemos HACER LAS COSAS MEJOR, se abre delante de nosotros un MUNDO PODEROSO.
Porque tus actos, tus palabras, tu manera de tratar al otro, tu forma de hablarle, las palabras que eliges, la mirada que le muestras, el amor que haya en tu corazón hacia esa persona, IMPACTA EN LA RELACIÓN DE MANERA POSITIVA. (o todo lo contrario)
Darnos cuenta de esto nos hace comprender EL PODER que tenemos sobre nuestras relaciones con los demás.
Ya no son «ellos lo están haciendo mal» o «ellos son malas personas».
El cambio es poder llegar a pensar:
Quizá esa persona está aún dormida, puedo comprenderlo, yo lo estaba hasta hace poco. Elijo NO tomarme como personal su comportamiento. Así como mis comportamientos «dormida» no eran personales contra los demás, con intención de lastimarles ni causarles malestar. Comprendo que nadie quería lastimarme. Y si alguien quiso hacerlo, de manera voluntaria, en lugar de sentir rabia o dolor, elijo sentir compasión por esa persona. Porque las personas «sanas» no van por la vida lastimando a otros. Si alguien va por la vida «atacando» a los demás, es porque tiene heridas que sanar. Y confío en que las sanará.
Hay un ejercicio que puedes hacer con tu niño y con tu niña, y es el Frasco de la Gratitud. O la caja, para que no sea algo de cristal y vaya a romperse. Se hace en un «frasco» por su transparencia y para que podamos ver dentro la cantidad de «gracias» que hemos metido. Pero puedes usar un táper, una cajita de plástico transparente, el embalaje de algo que hayas comprado.
Cada noche, antes de acostarse, o a la hora de la merienda, en el horario en el que puedas, te pones con la Caja de la Gratitud, escribes un papelito, y la metes dentro. Puedes «invitar» a tu hijo a que también lo haga. No es una obligación para él, ni para nadie. Puedes «LIDERAR CON EL EJEMPLO», contagiarle con tu entusiasmo, mucho más que obligándole.
Puedes poner cosas como:
Gracias por el beso tan bonito que me dio mi hijo esta mañana al irse al cole.
Así, consigues DOS EFECTOS. Uno, sentirte bien por ese gesto, valorar lo que tienes. Y dos, que tu hijo se sienta bien y quiera repetir el bonito gesto de darte un bonito beso antes de irse al cole. Estarás aplicando el Refuerzo Positivo.
La queja y la crítica consiguen resultados negativos y hacen daño a las relaciones. Son HIEL.
El halago y la gratitud sinceras mejoran las relaciones, consiguen mejores frutos. Son MIEL.
Si notas que en tu día a día tienes más quejas y críticas que halagos, valoración y gratitud, es porque estás teniendo un patrón de conducta equivocado.
Tu mente se está enfocando en lo que falta y no en lo que tienes.
Desinstala ese software.
De manera consciente puedes cambiar de un patrón de queja y no valoración, a uno de gratitud y apreciación.
La mente no lo hará sola.
Toca poner de tu parte, conscientemente, durante el tiempo suficiente hasta que tu mente cambie el patrón “antiguo” por el nuevo que le quieres instalar.
Depende de uno mismo. Y es un superpoder que tienes para mejorar tus relaciones. Todas. La de pareja, la relación con tus hijos, otros familiares, en el trabajo. Incluso tu relación contigo.
Pruébalo y me cuentas.
Un abrazo, nos leemos la semana que viene.