Cómo Convertir las Preguntas (molestas) de tu Suegra (adorada) en tu Superpoder Secreto
Al final le doy las gracias por ser preguntona 🤪🤪😉
Hola!!
Hoy quiero contarte una estrategia que tú también puedes usar a la hora de tratar con ese familiar que a veces te cuesta “tragar”. Te cuento.
Estaba hoy “hablando” con Grok (la IA de Elon) para crear un menú “slow carb” semanal. Y en el desayuno de cada día, me planificó comer frijoles, lentejas o garbanzos. No, todo el mismo día no. 😄
Una taza de alguna legumbre cada mañana. Y mientras leía el menú, me acordé de mi suegra.
Mi suegra parece tener un doctorado en hacer preguntas. Inmediatamente me la Imaginé:
—¿Por qué comes eso?
—¿No te cansas de lo mismo?
—¿Eso es todo lo que vas a comer hoy?
— ¿Frijoles para el desayuno?
Mi suegra vive en nuestra casa desde 2018. Y tiene 91 años. No es alguien que vaya a cambiar su manera de ser a estas alturas. Así que… cambio yo.
Y aunque nada cambie, todo cambia. ¿Recuerdas?
Seguramente tienes algún familiar así. De esas personas que todo lo cuestionan. Y quizás te ocurre como a mí, que ese constante preguntar puede llegar a pesar.
A veces puede ser un reto evitar que te afecte
En mi casa, donde las sesiones de interrogatorio son diarias, he hecho mía esa frase que dice: “Si no puedes con tu enemigo, Únete a él”.
¿Y sabes qué?
Que esas sesiones de interrogatorio no solo son inevitables, sino que pueden ser… ¡útiles!
Sí, lo lees bien. Hoy te cuento cómo he aprendido a darle la vuelta a esas preguntas curiosas y convertirlas en un superpoder para mis metas personales, con un toque de humor y mucha estrategia.
Y para mis suscriptores de pago, al final hay un extraespecial para que saques aún más jugo a estas dinámicas de pareja y familia política.
La escena: un día cualquiera con mi suegra
Imagina esto: estoy en la cocina, feliz con mi plato de frijoles y huevos (sí, para desayunar, ¿tú también? ¡no juzgues! 🤪), y entra ella.
—”¿Frijoles otra vez? Eso da muchos gases. A mí me dan gases”.
Antes, me habría puesto a la defensiva o me habría sentido frustrada 😤.
Pero ahora, cada pregunta suya es como un megáfono que me dice: "¡Hora de brillar!"
¿Cómo lo hago? Te comparto mi estrategia.
El giro: de preguntas a motivación
He decidido que cada vez que mi suegra me lanza una de sus famosas preguntas, me visualizo en mi versión más fabulosa: julio, Madrid, un vestido bonito, paseando con una sonrisa que dice "lo logré".
En Julio, junto a otras dos coaches, daremos un Retiro sobre el Perdón, en Madrid
Y quiero estar espléndida. Y para eso, me he propuesto bajar algunos kilos que me sobraban. 🤪
Estoy decidida, por una vez en mi vida, a hacer dieta. Y no hay nada que puede interferir en ello. Y le he dado la vuelta a una situación que me generaba estrés cada día. Sí.
Es como si ella, sin saberlo, se hubiera convertido en mi coach personal. "¿Por qué no comes otra cosa?", me pregunta, y yo pienso: "Porque en julio voy a lucir espléndida, ¡gracias por recordármelo!" Le sonrío, digo algo breve como "Me encanta esto, me da energía", y sigo con mi día.
El humor está en verlo como un juego: ella pregunta, yo gano puntos imaginarios por mantener mi enfoque. Y lo mejor: no se da cuenta de que me está ayudando.
La estrategia: cómo hacerlo tú
Si tienes una suegra (o cualquier familiar) con esa habilidad especial para cuestionarlo todo, prueba esto:
Respira y visualiza: Cuando empiece a hablar esa persona que hasta ahora conseguía que te sintieras mal, respira hondo y piensa en algo que te emocione (unas vacaciones, un logro, una meta). Su pregunta se convierte en tu disparador para recordarte soñar en grande.
Responde corto y dulce: "Sí, me gusta así", o "Estoy probando algo nuevo". No te enganches, no expliques demasiado. Cambia de tema si puedes: "¿Y tú qué vas a hacer hoy?"
Ríete por dentro: Imagina que es un reality show y esa persona es la presentadora. "¡Y aquí viene otra pregunta del público!" Te quita el peso y te da control.
Por qué funciona
Esto no solo te salva de discusiones innecesarias, sino que te entrena para mantenerte con enfoque láser en lo que quieres, no en lo que otros piensan.
Mi suegra no sabe que sus preguntas me están empujando a mi meta de verano, pero yo sí. Y eso me hace sentir poderosa.
Así que la próxima vez que mi suegra entre a la cocina con su radar de preguntas encendido, no me voy a esconder. Voy a pensar en ese vestido (o traje, aún no decido) que me espera en julio, le voy a sonreír y voy a seguir comiendo mis frijoles como si fueran el secreto de mi superpoder. Porque, al final, ella no lo sabe, pero está trabajando para mí. ¿Y la tuya? ¿Te animas a probar este giro? Cuéntame en los comentarios cómo te va. 💪❤️