¡Hola gente!
Hay momentos en los que siento que mi esposo me altera. ¿Te pasa a ti también?
En toda relación hay momentos en los que parece que nuestra pareja ha hecho un máster en sacarnos de quicio. Llega tarde cuando ya teníamos todo listo, deja los platos en el fregadero “para después” (que suele ser nunca), o responde con un seco "vale" cuando esperábamos un poco más de entusiasmo. Y ahí estamos, acumulando frustración y sintiéndonos cada vez más distantes.
Pero, ¿qué pasaría si en vez de quedarnos atrapados en lo negativo, entrenamos nuestra mente para ver el otro lado de la moneda? No se trata de ignorar lo que nos molesta, sino de aprender a equilibrar nuestra percepción para no perder de vista lo bueno que hay en la relación, y en la otra persona.
Cuando sientes que te ignora…
Tu pareja está en el móvil y tú hablas, pero parece que el 99% de lo que dices se pierde en un agujero negro. Frustrante, ¿no?
En vez de dar por hecho que "no le importas" o "ya no eres una prioridad", intenta ver el contexto.
¿Puede que tenga cansancio?
¿Tuvo un día difícil?
A veces, en lugar de asumir lo peor, basta con pedir atención de otra manera:
—"Cuando termines con eso, ¿podemos hablar un momento? ".
Eso es mucho mejor que decirle:
— ¡Ya estás otra vez con el teléfono! Nunca puedo hablar contigo.
Un pequeño cambio en la forma de expresarnos puede evitar muchas discusiones innecesarias.
Cuando sientes que siempre eres tú quien pone el esfuerzo…
Es común, y fácil, pensar "siempre soy yo quien tiene que hacer todo". Pero antes de que esa idea se convierta en una verdad que te crees, intenta cambiar la perspectiva: ¿de qué otras formas tu pareja contribuye a la relación?
Tal vez no organiza planes como tú, pero es quien te abraza cuando más lo necesitas.
Quizá no tiene detalles constantes, pero es la persona que siempre está cuando importa.
En lugar de enfocarte en lo que falta, mira lo que sí está presente.
Cuando discuten por tonterías…
Todas las parejas suelen tener esas discusiones absurdas que empiezan por una nimiedad y terminan con cada uno en una esquina del sofá. Yo las tengo. A pesar de que 38 años juntos (casi) nos hayan dado para tener varios Máster en resolución de conflictos, ya te digo yo que está “formación” tiene módulos nuevos a lo largo de toda la vida.
¿Realmente vale la pena desgastar la relación por quién dejó la luz encendida o quién olvidó comprar leche?
Aprender a reírnos de estas pequeñas diferencias en lugar de hacerlas gigantes puede salvar muchos momentos.
Pregúntate: "¿Esto será importante dentro de una semana?" Si la respuesta es no, quizás es mejor soltarlo y buscar el lado divertido en lugar del lado dramático.
El poder de cambiar el enfoque
Las relaciones no son perfectas, ni falta que hace. Pero si solo nos enfocamos en lo negativo, terminamos perdiendo de vista todo lo valioso que tenemos.
Aprender a ver el lado bueno no significa conformarse con cualquier cosa, sino aprender a equilibrar la balanza para no dar por sentado lo que sí va bien en la relación.
Tu pareja no es perfecta si le miras desde el juicio. Pero prueba mirarle desde el amor: notarás el cambio.
Así que la próxima vez que sientas que todo te molesta, detente un momento y hazte esta pregunta:
¿Estoy viendo la película completa o solo una escena?
A veces, todo lo que necesitamos es un pequeño cambio de perspectiva para volver a conectar con lo que realmente importa.
Y esto mismo puedes hacerlo con la vida de general.
El arte de ver el lado bueno de las cosas
Hay días en los que parece que el universo está en tu contra. Sales de casa y empieza a llover justo cuando olvidaste el paraguas. Te encuentras con un atasco monumental cuando ya ibas tarde. O esperaste semanas para un evento y, de repente, te lo cancelan.
Automáticamente, la frustración se instala en tu cuerpo. "¡No puede ser! ¡Qué mala suerte!". Y así, en cuestión de segundos, el mal humor se apodera de todo tu día.
Pero, ¿y si te dijera que muchas de esas situaciones que te sacan de quicio pueden tener un lado positivo?
No siempre es evidente a primera vista, pero si entrenas tu mente para encontrarlo, la vida se vuelve mucho más ligera y agradable.
Cuando llueve y no llevas paraguas…
Tu primer instinto puede ser pensar: "¡Genial! Ahora voy a llegar “tipo sopa” y con un resfriado de regalo".
Pero detente un momento. ¿Cuándo fue la última vez que sentiste la lluvia en la cara sin preocuparte por nada?
La lluvia tiene algo de mágico. Refresca el ambiente, limpia el aire y, si lo miras bien, hasta hace que las calles tengan un brillo especial. Y si todo falla, al menos tienes una buena excusa para prepararte un té caliente al llegar a casa y ponerte ropa seca y cómoda. Pequeños placeres que muchas veces pasamos por alto.
El tráfico: una pausa forzada
El atasco. El gran villano de los días laborales en las grandes ciudades. Miras el reloj, calculas mentalmente el retraso y ya puedes sentir la impaciencia subiéndote por la garganta. Pero en vez de pasar 20 minutos quejándote y golpeando el volante, ¿por qué no aprovechar ese tiempo?
Puedes escuchar ese podcast que nunca tienes tiempo de oír, poner música que te relaje o simplemente usar el momento para respirar y desconectar del estrés del día.
Al final, el tráfico es un excelente recordatorio de que, por mucho que queramos, hay cosas que no podemos controlar, pero sí podemos elegir cómo reaccionamos ante ellas.
Cuando cancelan un plan que esperabas con ilusión
Habías organizado todo, estabas emocionado/a y, de repente… mensaje de cancelación. "Por motivos de fuerza mayor...", "Lo dejamos para otra ocasión…". Frustrante, ¿verdad? Pero piénsalo: ¿cuántas veces has deseado tener un poco más de tiempo para descansar, hacer algo pendiente o simplemente quedarte en casa sin presión? Quizás este cambio inesperado te da justo eso: la oportunidad de disfrutar de un plan improvisado, de cuidarte o de simplemente hacer nada sin culpa. A veces, lo que parece una decepción es en realidad un favor disfrazado.
El poder de cambiar el enfoque
No se trata de ser ingenuos ni de negar que hay cosas que molestan. Claro que es frustrante que algo no salga como querías. Pero si en vez de quedarte atrapado/a en el problema, buscas el lado positivo, verás que la vida se vuelve más fácil. Te ahorras estrés innecesario y te entrenas para encontrar oportunidades donde otros solo ven obstáculos.
Así que la próxima vez que algo "salga mal", hazte esta pregunta:
¿Dónde está el lado bueno en esto?
Puede que no lo veas al instante, pero si lo buscas, te sorprenderás de cuánto más ligera puede ser la vida.
Al final, todo es cuestión de perspectiva. Y si vamos a vivir todos los días de nuestra vida, ¿no vale la pena hacer el esfuerzo de verlos con mejores ojos?
El sufrimiento es opcional. Depende de tu manera de “mirar “. ¡Pero como cuesta quitarse esas gafas! 😓
Viki Morandeira
oooh querida Viki... cuanto bien nos hace leer tus enseñanzas, reflexiones... renuevas nuestras fuerzas de seguir luchando por el amor que sentimos mi marido y yo, que a pesar de ser ya viejos no perdemos las esperanzas que podremos ser felices, por eso debo sacarme las gafas para abrir mi mente, dejar el pasado atras y ver las cosas buenas que el me da.... gracias gracias y gracias... besos y apapachos grandotes.
Siempre acertada, querida Viki, es un gran recordatorio este. Tengo que reconocer que, una vez descubierta esa mirada desde el amor, todo es mejor. Quizá la haya descubierto fácilmente con mi chico, y me cuesta más ponerla en el resto de la vida, que me frustro, me impaciento e intento controlarlo todo. Entonces esto me hace ver que esas gafas en las que a él le intento comprender y no ver tanto lo malo, debería ponérmelas en general. Gracias como siempre por tus escritos.