Cuando estoy trabajando con alguno de mis clientes, les cuesta entender las conductas de los demás. ¿Cómo esa persona pudo hacer eso? ¿Cómo pudo comportarse así?
En ocasiones, un comportamiento depende de un contexto específico. Otras veces, es parte de la esencia de esa persona. ¿Cómo saber cuándo ocurre una cosa y cuando otra? Si esa persona nunca se ha comportado así, entonces, depende del contexto. No es su esencia. Si esa persona repite un patrón, una y otra vez, entonces, es su esencia y no el contexto. Te explico lo de la esencia.
A veces, la mejor respuesta es un cuento.
No he encontrado un origen exacto para el cuento del Escorpión y la rana. He leído que es africano, o que se le atribuye a Esopo, incluso que lo declaran como gestáltico. Lo importante, en este caso, no es su origen, sino las reflexiones a las que nos lleva…. Aquí lo tienes.

Cuento La naturaleza del escorpión
Cuenta un relato popular africano que en las orillas del río Níger, vivía una rana muy generosa. Cuando llegaba la época de las lluvias, ella ayudaba a todos los animales que se encontraban en problemas ante la crecida del río.
Cruzaba sobre su espalda a los ratones, e incluso a alguna nutritiva mosca a la que se le mojaban las alas, impidiéndole volar. Pues su generosidad y nobleza no le permitían aprovecharse de ellas en circunstancias tan desiguales.
También vivía por allí un escorpión, que cierto día le suplicó a la rana:
—«Deseo atravesar el río, pero no estoy preparado para nadar. Por favor, hermana rana, llévame a la otra orilla sobre tu espalda».
La rana, que había aprendido mucho durante su larga vida llena de privaciones y desencantos, respondió enseguida: «¿Que te lleve sobre mi espalda? ¡Ni pensarlo! ¡Te conozco lo suficiente para saber que si estoy cerca de ti, me inyectarás un veneno letal y moriré!»
El escorpión le replicó:
—«No digas estupideces. Ten por seguro que no te picaré. Porque si así lo hiciera, tú te hundirías en las aguas y yo, que no sé nadar, perecería ahogado.»
La rana se negó al principio, pero el escorpión insistente y con su incuestionable lógica la fue convenciendo… hasta que finalmente aceptó. Lo cargó sobre su resbaladiza espalda, donde él se agarró, y comenzaron la travesía del río Níger.
Todo iba bien. La rana nadaba con soltura a pesar de sostener sobre su espalda al escorpión. Poco a poco fue perdiendo el miedo a aquel animal que llevaba sobre su espalda.
Llegaron a mitad del río. Atrás había quedado una orilla. Frente a ellos se divisaba la orilla a la que debían llegar. La rana, hábilmente sorteó un remolino…
Fue aquí, y de repente, cuando el escorpión picó a la rana. Ella sintió un dolor agudo y percibió cómo el veneno se extendía por todo su cuerpo. Comenzaron a fallarle las fuerzas y su vista se nubló. Mientras se ahogaba, le quedaron fuerzas para gritarle al escorpión:
—«¡Lo sabía! Pero… ¿Por qué lo has hecho?»
El escorpión respondió:
—«No puedo evitarlo. Es mi naturaleza».
Y juntos desaparecieron en medio del remolino mientras se ahogaban en las profundas aguas del río Níger.
Fuente: http://www.peques.com.mx/la_rana_y_el_escorpion.htm
Te encontrarás con escorpiones
En la vida, interactuamos con gente escorpión y con gente rana. Personas que critican, que tratan mal a los demás, que se creen por encima del bien y del mal…
Y personas confiables, solidarias, que dan su mano de una manera desinteresada.
Un animal tiene una naturaleza, impregnada en sus genes, por lo que no puede decidir cómo actuará. Algunas personas, a veces, también tienen su “naturaleza” y de ahí esas conductas que a veces no comprendemos.
Viki Morandeira
Coach Ontológico
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