Fíjate en lo siguiente. La lluvia. ¿Da felicidad o infelicidad?
Depende. Que algo te dé felicidad o no tiene que ver con tu interpretación y las circunstancias.
Si tienes una finca y lleva meses sin llover y estás por perder la cosecha, la lluvia te dará una gran felicidad. Si te han invitado a un evento, al aire libre, al que no quieres asistir, pero has dicho que sí, porque te sabía mal decir que no, la lluvia puede ser tu salvación.
Si tienes una salida en moto, o habías planeado ir a hacer senderismo, o es el día la comunión de tus hijos, posiblemente interpretes la lluvia de manera negativa.
Los hechos SON.
Son los que son.
Es tu interpretación de esos hechos lo que hace que veas algo como positivo o negativo.
La felicidad tiene muchas "definiciones". Piensa en lo siguiente. Puedes interpretar a la felicidad como un sustantivo o como un verbo.
¿Qué me dices Viki? Si la felicidad es un sustantivo, ¡no un verbo!
Ya, ya, lo sé.
Sin embargo, hay una diferencia que podemos verla analizando lo que pasa con quienes persiguen la felicidad, como algo que "alcanzar" Y los que la tienen.
Para los que la persiguen, la felicidad se comporta como un sustantivo.
Para los que la tienen, la felicidad se comporta como un verbo.
Viki, me estás liando. Aclárame más esto...
Quien persigue la felicidad cree que es algo que tiene o no tiene. Porque si la tuviera, no tendría que perseguirla, buscarla, alcanzarla, conseguirla, ¿verdad?
En cambio, para los que ven la felicidad como un verbo, la felicidad se conjuga con sus acciones y es un acto en movimiento, es el día a día.
La felicidad no es algo que llegará en algún momento, sino algo que están sintiendo, que están viviendo, que experimentando, actuando, decidiendo, disfrutando, cantando, tocando en la banda, valorando el aquí y ahora, son verbos conjugados en PRESENTE CONTINUO.
Para quienes ven la felicidad como un sustantivo, la vida es persecución, es expectativa, es algo que está en el futuro y que quizás se alcance y quizás no.
Cuando tu mente te dice que tu felicidad depende de lo externo, te sientes peor que si tomas tu felicidad como tu responsabilidad.
Me gusta esta frase de Gandhi:
La Felicidad es la coherencia entre lo que uno piensa, siente y hace.
Es simple. Pienso que me quiero comer un helado de chocolate. Siento que eso me da placer. Lo hago. Y ahí, en ese instante presente, saboreando ese helado que pensé, sentí y me proporcioné, soy feliz.
Cuando lo que yo pienso, siento y hago, no están en coherencia, entonces NO soy feliz.
Imagina lo siguiente. Tu pareja piensa que le gustaría salir a cenar o a caminar. Siente que eso lo disfrutará. Y en lugar de salir, se quedan en casa esa noche, porque tú tenías otros planes o porque simplemente no te apetece. Eso le genera infelicidad.
Por muy generosa que sea tu pareja, y respete que no te apetece, y lo entienda, eso no quita que en su interior viva una incoherencia y que el resultado de esa incoherencia sea la infelicidad.
La generosidad en la relación es necesaria. Sin embargo, también lo es el sano egoísmo. Si tienes ganas de algo, busca la manera de transmitir a tu pareja que deseas eso con todas tus fuerzas. Sin culparle ni victimizarte.
Somos responsables de nuestra propia felicidad. Y de “conjugarla” para tenerla en presente continuo. Los demás no son los responsables de hacernos felices. Son con quienes podemos compartir esos momentos.
Un abrazo 🙂
Viki Morandeira
Experta en Parejas