Fácil y sencillo no son sinónimos

Algunas cosas simples pero difíciles en las relaciones de pareja

Hola!!

Volvía de hacer la compra, cuando pasé una vez más por cierta “pintada” que hay en una pared.

Le saqué una foto, porque pensé que podía ser un buen tema para compartir contigo.

En la vida, hay cosas que son fáciles pero no sencillas. Simple, fácil es “esto es lo que tienes que hacer”, pero que llevarlo acabo sea sencillo… es otro asunto!!!

Un ejemplo: hacer una llamada telefónica. Suena fácil, ¿verdad? Tomas el teléfono, marcas y hablas.

¿Sencillo? No para todos. A veces, esa llamada se siente como escalar el Everest. Te sudan las manos, piensas en mil excusas para dejarlo para después, y cuando finalmente llamas, contestan con un “hola” que te bloquea. En determinadas ocasiones, hacer “esa” llamada es casi un deporte extremo.

Otro ejemplo clásico: adelgazar. Nada más simple: comes menos, te mueves más.

Pero, ¿sencillo? Te sabes la teoría, claro, pero luego viene el sábado por la noche y la pizza llama como canto de sirena. Y también está ese momento cuando alguien te ofrece un postre y dices, solo una probadita, y, cinco cucharadas después, has olvidado por completo tu meta de una vida saludable.

Fácil, sí. Sencillo, no tanto.

¿Y qué me dices de dejar de fumar? Todo el mundo sabe cómo es: dejas de comprar cigarrillos y listo. Pero lo fácil se va al traste cuando tienes un mal día o cuando te encuentras con alguien que también fuma.

En teoría, el plan es fácil.

Pero en la práctica, estamos hablando de días de mal humor, dedos tamborileando sobre la mesa o la necesidad de llevar chicles en el bolsillo como si tu vida dependiera de ello.

¿Y en la relación de pareja?

Bueno, en el amor, también tenemos nuestra lista de “cosas fáciles” que, cuando vamos a poner en práctica, de repente se vuelven mucho menos sencillas.

Pongamos el caso de un desacuerdo.

Fácil: hablan, escuchan, solucionan.

¿Sencillo? Pocas veces. Porque hablar a veces se transforma en monólogos por turnos y escuchar se convierte en pensar cómo responder defensivamente.

De pronto aquella charla que creías sería fácil, en lugar de solucionar esa diferencia, termina con cada uno más aferrado a su punto de vista, convencido de que el otro “nunca me escucha” o “no entiende nada”.

Veamos la clásica recomendación de “pasar tiempo de calidad juntos”.

Fácil en teoría, claro. Un rato sin distracciones para disfrutar la compañía del otro, en paz y armonía, conectando.

Pero ahí estás, en la mesa de un restaurante, y cada cinco minutos uno de los dos mira el móvil o hace un comentario sobre lo que falta en casa. Lo que iba a ser un momento romántico se convierte en una lista de temas pendientes o en una conversación sobre los hijos o la logística de la familia.

Las “pequeñas” cosas que no son tan sencillas

La lista de “temas fáciles” en una relación puede ser larga:

• escuchar de verdad,

• demostrar cariño con detalles pequeños,

• recordar esas fechas que parecen básicas para el otro,

• decir gracias si sientes enfado,

• decir lo siento si has levantado la voz pero crees que la otra persona es quien lo ha hecho mal primero.

Es necesario tomar consciencia. Y aceptar que, aunque todo esto puede parecer fácil, no suele ser tan sencillo.

Porque implica recordar que nuestra pareja ve el mundo con otros ojos, que tiene sus propias expectativas y maneras de sentir, que lo que a tu pareja le molesta a ti te parece absurdo y viceversa.

Que eso de ser detallista, por ejemplo, puede sonar a un lindo gesto, pero luego descubres que “detalle” para ti significa una nota de amor en la nevera, y para tu pareja, un fin de semana sorpresa en la playa. ¡Si que somos diferentes!

Transformando lo fácil en sencillo

Quizá la lección aquí es que muchas de las cosas “fáciles” en la vida, especialmente en el amor, necesitan más que solo teoría.

No basta con entender que algo es fácil de decir o de hacer.

En una relación, transformar lo simple en sencillo significa poner intención y paciencia en cada pequeño gesto. No se trata solo de saber qué hacer, sino de estar dispuesto a invertir el tiempo y el esfuerzo necesarios para hacerlo hasta que funcione.

Algo que llevamos a la práctica cada día en nuestra relación, mi esposo y yo. Y qué nos convierte en “bichos raros” que hizo que el 5 de noviembre del 2024, celebráramos las bodas de ébano.

31 años nada más.

Pero aunque hoy sea sencillo, no ha sido nada fácil llegar hasta aquí.

Se trata de abarcar los 4 pilares de los que nos habla Erich Fromm en su libro El Arte de Amar. El cuidado, la responsabilidad, el respeto y el conocimiento.

“El amor infantil sigue el principio: “Amo porque me aman”. El amor maduro obedece al principio: “Me aman porque amo”.

El amor inmaduro dice: Te amo porque lo necesito. El amor maduro dice: “Te necesito porque te amo”.

-Erich Fromm-

Así que, si a veces sientes que lo “fácil” de tu relación se vuelve complicado, recuerda que es normal. Todos pasamos por ahí.

La buena noticia es que no estás solo en ese proceso. Lo importante es darse cuenta de que para lograr que algo sea sencillo hace falta la práctica.

Cada vez que eliges esforzarte un poco más, ese amor se fortalece. Al final, lo realmente valioso no es siempre sencillo, pero precisamente eso es lo que le da su verdadero valor.

Viki Morandeira

Te invito a valorar los esfuerzos en tu relación y a no frustrarte cuando lo simple no siempre sea tan sencillo como parece. Y a pedir ayuda. Si fuese tan fácil amar, no estarías leyendo esto…, ni yo escribiendo.

Y hoy, para mis suscriptores, en lugar de tarea, he preferido compartir con ustedes momentos especiales para mi.