Esto es mala suerte ¿O quizás buena?
Un cuento para estar más en paz con la realidad actual, mientras vemos lo que nos depara la vida.
¿Buena Suerte o Mala Suerte? Quien lo sabe…. Esta es la frase que repite el anciano sabio del cuento taoísta que leerás a continuación.
Como coach acompaño a personas que sufren situaciones traumáticas. Y en ocasiones no se consigue el resultado que uno esperaba. ¿Eso es buena o mala suerte? No lo podemos saber ahora, ya.
Para mi chica de Honduras, desde luego la ruptura de su primer matrimonio fue dolorosa. Pero años más tarde pudo cambiar lo que sentía sobre aquello. Y llegó a considerarlo una suerte. Quería ser madre y aún no lo había sido. Pero gracias a esa ruptura conoció al padre de su hija, con quien es feliz compartiendo la vida.
Para mí, pasar por una crisis hizo que me reciclara a nivel laboral y que dejara el ámbito empresarial para dedicarme al coaching y a escribir, dos cosas que amo.
Para mi chica productora de cine de Argentina, la separación de su esposo, con quien trabajaba, fue dura. Más de un año necesitó para superar el duelo. Sin embargo, pasado el tiempo pudo ver como algo bueno aquella situación. Gracias a la separación hizo cambios importantes en su productora, dirigió a actores consagrados a nivel internacional y conoció a una persona con quien comparte esta nueva etapa de su vida.
Para mi chica bancaria de Madrid, la crisis de su pareja fue durísima. Pero hoy la agradece. Tras superar la infidelidad y recomponer la relación, decidieron cambiar de casa y cada día están más felices con todos los cambios que hicieron en la relación y en sus vidas.
¿Buena suerte? ¿Mala suerte? El tiempo puede darte la respuesta. El tiempo y tu actitud para que el camino que tienes delante de ti sea el que quieres recorrer con felicidad. Te dejo el cuento.
El caballo perdido del Anciano Sabio
En una zona agrícola de China vivía un campesino con su hijo. Tenían un caballo que les ayudaba en las labores del campo. Un día, como cualquier otro, el caballo se escapó. Desapareció. Un vecino, al saber de la noticia, les visitó y les fue a consolar.
– ¡Qué mala suerte! Se les ha escapado el caballo. ¿Ahora cómo harán para trabajar la tierra?- Pero el campesino sabio le respondió:
– ¿Buena Suerte? ¿Mala suerte? ¡Quién lo sabe! Lo cierto, hoy aquí, es que se nos ha escapado el caballo. Lo demás, el tiempo lo dirá.
Tras unos días, el campesino y su hijo vieron entrar en campo a su caballo, pero para su sorpresa, había vuelto seguido de una yegua. El vecino, nuevamente, fue a su casa, tras ver regresar al caballo acompañado, y le felicitó por tan buena suerte.
-¡Esto sí que es buena suerte! Tenías un caballo perdido y ahora no solo ha regresado, sino que además tienes una yegua.- a lo que anciano sabio, como en la ocasión anterior, le respondió:
– ¿Buena Suerte? ¿Mala suerte? ¡Quién lo sabe! Lo cierto, hoy aquí, es que el caballo ha regresado con una yegua. Lo demás, el tiempo lo dirá.
En los días siguientes, mientras el hijo del campesino estaba intentando domar a la yegua salvaje, cayó al suelo y se rompió una pierna. Tan pronto como lo llevaron al médico para curarle, este le comunicó al anciano sabio que su hijo quedaría cojo.
Nuevamente, el vecino, al ver regresar al anciano y a su hijo, se acercó a su casa para consolarlo por tan mala suerte, a lo que el anciano respondió como en las anteriores ocasiones:
– ¿Buena Suerte? ¿Mala suerte? ¡Quién lo sabe! Lo cierto, hoy aquí, es que mi hijo se ha roto una pierna. Lo demás, el tiempo lo dirá.
Pasado algún tiempo, la región donde vivían entró en guerra. Y un buen día, un grupo de soldados se presentaron en cada una de las casas a reclutar obligatoriamente a los jóvenes del pueblo. Al llegar al campo del anciano sabio y su hijo, se dieron cuenta de que estaba cojo de una pierna y le dijeron:
– ¿Qué te ocurre en esa pierna?
– Me la he roto mientras estaba domando a una yegua, no puedo correr y nunca más caminaré sin cojear. – dijo el muchacho.
-Así no nos sirves – dijeron los soldados y se marcharon para seguir reclutando a los hijos de todos los demás vecinos.
Cuando se hubieron ido, el anciano le dijo a su hijo:
– ¿Entiendes ahora por qué tantas veces he dicho que el tiempo lo dirá, hijo mío? Los hechos que nos suceden en la vida no son, en sí mismos, ni buenos ni malos. Puede que algo que al principio pareciera bueno, acabe dando lugar a otro suceso que nos parezca malo, y así sucesivamente.
- No sufras por lo que sucede. Lo que nos genera dolor es la opinión que tenemos de lo que nos ocurre. No tengas prisa, espera a ver como cada situación afecta tu futuro. Un día, con tu pierna rota, ante el médico, la maldijiste y ahora, gracias a la buena suerte de rompértela, has evitado la guerra y quizás hasta la muerte.
Resulta algo complicado no sufrir hoy por lo que nos está tocando vivir. Sin embargo, en medio del dolor, puedes recordar este relato. Así, podrás evitar apresurarte a juzgar y sufrir por lo que te ocurre hoy. Lo que te ha tocado vivir duele. Sin embargo, puedes confiar en que no será para mal. O por lo menos, esperar a que la vida te muestre un nuevo resultado… El tiempo lo dirá. Aunque no puedas ver nada positivo en un divorcio, en una crisis de pareja, en haber suspendido un examen…. Dale tiempo al tiempo.
Hace 14 años yo no escribía online. Hace 14 años yo ni siquiera había pensado en formarme en coaching ontológico. Y un hecho, que en aquel momento juzgué como negativo, doloroso, que dio lugar a que en mi vida hoy tenga mucho por lo que dar las gracias.
Sin aquellos sucesos que en un principio «etiqueté» como negativos, no habría escrito ninguno de mis libros, ni habría conocido a personas excelentes de 34 países distintos. Todo tiene sentido pasados unos años. Sin ese punto de inflexión en mi vida no habría tenido durante 10 temporadas mi programa de radio, ni habría dado la charla en la que me puedes ver en la foto, ahí arriba.
El tiempo lo va demostrando. Dale tiempo al tiempo. Puedes sufrir por lo que no fue perfecto. Sin embargo, respira, contempla lo que te sucede desde una visión más amplia. No tardarás en comprobar como algunas cosas que en un principio fueron dolorosas, negativas o malas, han dado lugar a que en tu vida tengas situaciones agradables, positivas y buenas.
Dale tiempo al tiempo, porque siempre llega.
Y como dice esta frase… Todo, por el camino, ya se verá.
Viki Morandeira
Coach Ontológico