Hola gente!
¿Crees que es imposible vivir sin discutir en la pareja? Yo lo creo posible, aunque aún no lo consigo el 100% de las veces. Sigo aprendiendo. Sin la voluntad de entender a mi esposo, no estaríamos por celebrar 38 años juntos en junio.
Éramos dos críos. 15 y 17 años. Aprendiendo a vivir, incluso con crisis que nos llevaron al borde del divorcio. Las parejas que no pasan algún tipo de crisis no existen. Pero sí existen las que las superan y se fortalecen al lograrlo. Pueden ser una de esas parejas “raras” que celebran cada año tenerse mutuamente.
Para estar bien, una cuestión importante son los juicios.
La “verdad”
Seguro te ha pasado: discutes con tu pareja y, en tu mente, tienes clarísimo que tienes razón. Tu argumento es lógico, los hechos son evidentes y no entiendes como tu pareja no lo ve. Y, para tu sorpresa, la versión que tiene es completamente distinta. ¿Cómo puede no entender lo obvio?
Tu verdad solo es una interpretación tuya
Aquí entra algo que nos cuesta aceptar: lo que llamamos "verdad" no es más que nuestra interpretación de la realidad. Y esa interpretación depende de tus filtros mentales y los puntos ciegos de tu mente. Esos filtros son tu historia, tus emociones, los sesgos mentales, tus creencias.
Que tú lo creas no lo convierte en verdad
Imagina que tu pareja llega tarde a casa. No respondió tus mensajes y cuando finalmente llega, notas que está distante. Enseguida, tu mente empieza a llenar los vacíos: "Seguro está perdiendo el interés en mí", "Algo oculta", "No le importo”.
El dolor se siente directamente en tu cuerpo, te pones a la defensiva y cuando le hablas, se percibe enojo en tu tono.
Pero, ¿y si la historia fuera otra? ¿Y si tuvo un mal día en el trabajo? ¿Y si recibió una mala noticia y está procesándola? ¿Y si simplemente estaba distraído y no revisó el teléfono?
La verdad es que no sabes lo que realmente pasa, pero tu mente odia los vacíos, así que los llena con juicios que tienen más que ver contigo que con la realidad.
Ahora, cambia de escenario. Digamos que tu pareja te dice algo que te duele:
—"Últimamente estás de mal humor todo el tiempo".
Tu primera reacción muy posiblemente será justificarte, defenderte:
—"No es cierto, lo que pasa es que tú nunca me entiendes".
Pero, ¿qué pasaría si soltaras el juicio por un momento? En vez de asumir que es un ataque, podrías preguntar:
—"Sí, no he tenido buen humor últimamente. ¿Cómo te has sentido conmigo?" o “Sí, te pido disculpas. ¿Cómo te sientes?".
Renunciar al juicio
Cuando renuncias al juicio, no pierdes poder, al contrario, te liberas de reaccionar automáticamente y abres la posibilidad de ver la situación con más claridad.
En lugar de basarte en suposiciones, puedes hacer preguntas. En lugar de dar por hecho que tienes razón, puedes escuchar.
El elefante entero
Esto me recuerda la historia de El elefante entero, de Paul Ferrini. En ella, varios hombres ciegos tocan distintas partes de un elefante: uno toca la trompa y dice que es como una serpiente, otro toca las patas y cree que es como un árbol, otro toca la oreja y dice que es como un abanico. Cada uno está convencido de que su percepción es la verdad, sin darse cuenta de que solo tienen una parte de la historia.
Una parte del libro El Despertar, de Paul Ferrini.
En todos los juicios que yo hago sobre ti, hay un juicio sobre mí mismo… Y ambos son igualmente ciertos o falsos. Mientras piense que yo estoy en posesión de la verdad y tú no lo estás, crearé separación, desigualdad y estableceré las bases para que el sufrimiento se instale en mi vida. Lo mismo ocurre si pienso que tú posees la verdad y yo no.
La realidad es que ambos poseemos una parte de la verdad y una parte de ilusión. Los dos miramos al mismo elefante, pero tú ves la cola y yo veo el tronco. Cuando se mira por separado, la cola y el tronco parecen que no tienen nada en común. Sólo cuando se ve la totalidad del elefante es cuando la cola y el tronco unidos, cobran sentido. No importa cuanto me esfuerce, me es imposible ver el significado de tu parte. La cola no comprende ni el porqué, ni la razón del tronco. La única forma en la que admitiré tu experiencia es aceptarla como cierta, de la misma manera que acepto la mía como tal.
Debo dar la misma credibilidad a tus percepciones que a las mías. Hasta que no establezcamos esta igualdad, la semilla del conflicto permanecerá entre nosotros. No es necesario que diga que tú tienes razón y que yo estoy equivocado. No necesito reemplazar mi verdad por la tuya, o vivir mi vida según tus premisas. Ni tampoco es preciso que diga que tú estás equivocado y que insista en que debes vivir tu vida según mis condiciones. Estas exigencias provienen de la inseguridad y de la falsa creencia de que, para amarnos los unos a los otros, debemos estar de acuerdo.
Para amarte debo aceptarte tal y como eres. Es lo único que debo hacer. ¡Pero eso es mucho! Aceptarte a ti tal y como eres, es una proposición tan profunda, como aceptarme a mí mismo tal y como soy.
Una parte, no toda la realidad
En nuestras relaciones ocurre lo mismo. Cada uno ve una parte de la realidad desde su propia experiencia. Creemos conocer el todo, pero en realidad solo tocamos un fragmento. Y si cada uno se aferra a su versión sin escuchar la del otro, nunca podremos entendernos de verdad.
Soltar el juicio para abrir el corazón
No se trata de negar lo que sientes o de aceptar lo inaceptable, sino de recordar que siempre hay algo que no estamos viendo.
Si realmente conseguimos soltar el juicio, la relación es más fácil, la vida se vuelve más ligera. Las discusiones son conversaciones. La necesidad de tener la razón se cambia por la curiosidad de comprender al otro.
Aprender es un proceso
Recuerda que es ingenuo pensar que lo harás siempre perfecto, algunas veces evitarás juzgar, otras no.
Solo empieza por preguntarte:
—¿Y si mi versión no es la única? ¿Y si hay algo que no estoy viendo?
Desde la perspectiva del coaching ontológico
El juicio es una interpretación subjetiva que hacemos sobre la realidad, influenciada por nuestra historia personal, nuestras creencias y el lenguaje que utilizamos para describir el mundo. Sin embargo, estas interpretaciones no son "la verdad", sino solo una manera en la que nuestro observador interno procesa la información disponible.
Como observadores, estamos limitados por nuestra propia experiencia y percepción. Para juzgar con absoluta certeza, tendríamos que tener acceso a la totalidad de los hechos, comprender todas las consecuencias de nuestras conclusiones y estar completamente libres de sesgos y distorsiones. Como esto no es posible, cualquier juicio que emitimos es solo una narrativa construida desde nuestra propia manera de ver el mundo.
En el coaching ontológico, se reconoce que la verdadera transformación ocurre cuando dejamos de aferrarnos a nuestras interpretaciones como verdades absolutas y nos abrimos a nuevas posibilidades de observación.
Prueba y me cuentas
Renunciar al juicio no es una pérdida, sino un acto de responsabilidad personal: en lugar de reaccionar desde tus creencias limitantes, puedes elegir estar en una conversación abierta y sin prejuicios con la realidad. Esto te permite actuar desde una mayor consciencia, con menos carga emocional y con más capacidad para generar posibilidades efectivas en tu vida y en tus relaciones.
Cuando dejamos de insistir en que ya sabemos todo, nos abrimos a conocer más. Y ahí, en ese espacio, es donde realmente crecemos.
Un abrazo, nos leemos la semana que viene
Viki Morandeira
Gracias!!entenderlo así me vale muchísimo!!gracias🦋🌱