Derechos Asertivos, ¿Te los sabes?
Tienes derechos que puedes estar olvidando. Y que si tú no los respetas, los demás tampoco lo harán. Y además, te harán sentir víctima de los otros :(
Hola!! ¿Cómo va todo? Hoy me gustaría compartir contigo un artículo que publiqué en 2013. Y que me ayudó a darme cuenta de mi falta de asertividad. Algo que también ocurre cuanto tu mente se ha metido en un rol victimista.
Las personas que se sienten víctimas, generalmente no se tratan a sí mismas respetando sus derechos asertivos. Se martirizan. Y al estudiar sobre asertividad, pude reconocer mis patrones mentales victimistas.
Como decía Carl Rogers
¿Cómo te tratas a ti? ¿Te respetas? De los 40 derechos asertivos que publiqué en aquel artículo de hace más de una década, ¡¡yo cumplía muy pocos!!
Y los fui incorporando a mi vida. Con esto, lo que quiero transmitirte es que el cambio no es un lugar al que llegar. Si no un maravilloso camino por el que transitar. Cada día puedes aprender y mejorar. Para eso estamos aquí.
Derechos Asertivos
¿Cómo ser asertivos en nuestras relaciones personales, sin conocer los derechos asertivos que todas las personas tenemos? Apréndetelos. Porque es siendo consciente de ellos, respetándolos, para ti y para los demás, como mejoran tu vida y tus relaciones.
Derechos Asertivos
El derecho a ser tratado con respeto y dignidad. Y tratar a los demás con respeto.
El derecho a tener y expresar nuestros propios sentimientos y opiniones, aunque sean diferentes a los de los demás.
El derecho a reconocer nuestras propias necesidades, establecer nuestros objetivos personales y tomar nuestras propias decisiones.
El derecho a cambiar y aceptar que los demás también tienen derecho a cambiar.
El derecho a decir «no» sin sentirnos culpables, respetando así nuestras decisiones, necesidades u opiniones.
El derecho a pedir lo que queremos, aceptando a la vez que el otro tiene derecho a negarse.
El derecho a pedir información y a ser informados.
El derecho a cometer errores y a hacernos responsables de ellos.
El derecho a obtener aquello por lo que pagamos.
El derecho a ser independientes.
El derecho a gozar y disfrutar.
El derecho a triunfar en aquello que nos proponemos.
El derecho a ser nuestro propio juez.
El derecho a decidir el hacernos cargo o no de los problemas de los demás.
El derecho de dar o no explicaciones sobre nuestro comportamiento.
El derecho a no necesitar la aprobación de los demás.
El derecho de no ser perfectos.
El derecho a superarnos, incluso, superando a los demás.
El derecho a decir lo que consideramos verdad, aunque no les guste a los demás.
El derecho a ponernos en nosotros en primer lugar, algunas veces, si así lo deseamos, sin sentirnos por ello egoístas.
El derecho a tener nuestros propios valores, principios y opiniones.
El derecho a tener y expresar nuestras propias necesidades, y que estas sean tan importantes como las de los demás.
El derecho a experimentar y expresar nuestras propias emociones, haciéndonos responsable de ello.
El derecho a cambiar de opinión, de línea de acción o de idea.
El derecho a expresar nuestra disconformidad, cuando sentimos que somos tratados de una manera injusta.
El derecho a cambiar lo que no nos es satisfactorio, ya sea algo material o en nuestra personalidad o interacción con los demás.
El derecho a detenernos y pensar antes de actuar, aunque los demás exijan una respuesta rápida.
El derecho a reconocer y que se nos reconozca un trabajo bien hecho.
El derecho a decidir qué hacer con nuestro propio cuerpo, con nuestro tiempo y con nuestras propiedades.
El derecho a hacer menos de lo que humanamente somos capaces de hacer.
El derecho a ignorar los consejos de los demás, aceptando que los demás cuentan con el derecho de no seguir nuestros consejos, asumiendo cada uno las responsabilidades que de ello se deriven.
El derecho a rechazar peticiones, sin sentirnos por ello egoístas, malas personas o culpables.
El derecho a estar solos, aun cuando otras personas deseen nuestra compañía.
El derecho a no justificarnos ante los demás.
El derecho a no tener que anticiparnos a las necesidades y deseos de los demás. Aceptando que los demás no tiene por qué adivinar o cumplir siempre nuestros deseos, necesidades y expectativas.
El derecho a no estar pendiente de la buena voluntad de los demás.
El derecho a elegir entre responder o no hacerlo.
El derecho a sentir y expresar el dolor, así como la alegría.
El derecho a hablar sobre un problema o conflicto con las personas implicadas, y en los casos límite, donde los derechos de cada uno no estén del todo claros, llegar a un compromiso viable para ambos.
El derecho a hacer cualquier cosa, mientras no violemos los derechos morales o físicos de otras personas.
Recuerda, que el respeto no se pide, sino que se ejerce.
Si tú respetas tus derechos, si dices no cuando quieres decir no, te sentirás más a gusto contigo, cortando ese diálogo interno que te culpa por no saber expresar tus necesidades, por sentir que los demás abusan de tu bondad.
Porque para que los demás nos traten con respeto, muchas veces es necesario empezar por respetarnos nosotros mismos.
Viki Morandeira
Tu Coach Personal
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¿Eres consciente de respetar tus derechos asertivos? Charlaremos sobre esto, te contaré como yo vulneraba mis derechos y no me respetaba. Siempre recuerdo la frase de mi abuela alemana.
Si yo puedo, otros pueden. Si yo pude, tú puedes.
Te garantizo que te sentirás mucho mejor contigo y también con los demás.
Adelante.
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