Cuando comencé mi primer blog, allá por 2010, la primera entrada que escribí fue esta. Mi blog se llamaba Córdoba Coaching. (Porque vivía aún allí.) Y era de Blogger. ¡Algo desconocido para muchos ahora mismo!
Cuenta Cuentos
Es imposible ponerle fecha al inicio de esta actividad. Y mucho menos localizar un punto exacto en el mapa donde podamos decir con total seguridad: ¡Aquí fue contado el primer cuento!
En todas las culturas, civilizaciones o religiones, el cuento ha acompañado a la humanidad, mezclándose con su historia. Ya sea por mero entretenimiento, como instrumento para la comunicación entre las personas, o teniendo en cuenta su mayor significado, para hacernos recordar verdades eternas, el cuento nos acompaña desde tiempos inmemoriales.
En culturas ancestrales, surge la tradición oral, y transmitidas de boca en boca, las leyendas, narraciones y fábulas, llegan a nuestros tiempos.
Durante miles de años fue la única forma de conservar la sabiduría, la historia y hasta las bases de algunas religiones. Podemos encontrar cuentos árabes, hindúes, sufíes, parábolas cristinas, leyendas griegas, relatos mayas, proverbios chinos y así podríamos seguir enumerando, tantos “tipos” como culturas encontramos en el mundo. Hay incluso cuentos que nos han llegado transformados en bromas.
La cultura India tiene el Mahabharata, ¡que tiene la extensión de 12 Biblias! También has oído hablar de los dioses del Olimpo. ¿Te suena: Las mil y una noches? Es un relato ampliamente conocido. Pero la tradición islámica tiene infinidad de cuentos mucho menos conocidos. Así como quizá son poco conocidos los cuentos jasídicos de la tradición judía.
Muchos de ellos tienen una función específica. Educar.
Esta palabra proviene de la raíz “educen” que significa “sacar de”. Así como Sócrates utilizaba su mayéutica para que sus discípulos recordaran cosas, que ya sabían, pero que no sabían que las sabían.
El cuento cumple la misma función.
Activa un mecanismo del hemisferio creativo, y predispone a la mente a aprender aquello que la narración transmite de manera simbólica.
Se dice que cuando los antiguos querían proteger sus enseñanzas de las gentes vulgares, incultas, las encerraban en un mito, con lo cual quedaban selladas y solo podían ser abiertas nuevamente por un hombre preparado interiormente.
Muchos de los cuentos sufíes, hindúes, jasídicos, tienen algo que enseñar, pero nuestra prevención bloquea esta posibilidad.
De niños, quien no deseaba pasar una tarde agradable, con sus amigos, reunidos alrededor de un mayor (por lo general un abuelo o abuela) escuchando historias inverosímiles. ¡Pero nada nos sorprendía! Si una alfombra salía volando, no cuestionábamos que tipo de energía utilizó para volar.
¿POR QUÉ UN CUENTO?
Nuestros dos hemisferios cerebrales tienen distintas funciones. El izquierdo es el dominante en la gran mayoría, está relacionado con la parte verbal, y se encarga de los razonamientos, deducciones, solución de problemas. El hemisferio derecho se encarga de la expresión no verbal, de la creatividad, de la conducta emocional, de manejarse con imágenes.
El cuento, al ser atemporal y carecer de situación espacial específica, tiene una lógica muy diferente a la razón. Este hecho produce una desconexión del hemisferio izquierdo al escuchar una narración que cumple estos requisitos, y el cuento entra directamente al hemisferio derecho, sin pasar por la censura de la lógica, activándolo y creando una reacción.
Anthony de Mello, en su libro El Canto del Pájaro, dice que hay tres formas de leer un cuento:
Leerlo una sola vez y pasar al siguiente. Esta forma solo sirve de entretenimiento.
Leerlo dos veces, reflexionar sobre él y aplicarlo a nuestras vidas. Compartir nuestros pensamientos con aquellos que han leído el cuento con nosotros.
Volver a leerlo, después de haber reflexionado sobre él. Crear un silencio interior y dejar que el cuento nos hable, que nos muestre su fragancia, su melodía, su profundo significado interno.
El tercer sistema tiene un elemento muy valioso. La magia del cuento, reside, en que aunque sea siempre el mismo, el momento psicológico en el que lo leemos, las circunstancias que nos rodean en el momento de saborearlo, son siempre diferentes y esto despierta nuevos y refrescantes significados.
Con los cuentos puede ocurrir como con las frases célebres, los proverbios chinos, etc. Quedan olvidados hasta que los necesitamos para explicar un determinado contexto. Surgen de nuestro interior en el momento justo para dar sentido a algo que nos está pasando. No me refiero al cuento de Caperucita y el Lobo, sino a aquellos cuentos que llevan escondida una enseñanza profunda y fundamental.
APRENDIZAJE
No debemos despreciar el cuento y su pedagogía, situándolo en el contexto de la infancia, olvidando así que existen cuentos para adultos, y que cada día podemos aprender algo nuevo, inesperado y provechoso. En Oriente, el cuento se utilizó como vehículo de una enseñanza superior, y esto es así, porque hay un paralelismo entre los relatos (con sus alegorías, simbolismos, personajes) y la forma en que la conciencia humana se comporta a veces.
Así, escuchando un cuento sobre un asno, un anciano y su discípulo, podemos comprender muchos comportamientos humanos actuales. Estos cuentos son verdaderas obras de arte consciente, construidas por gente que sabía exactamente lo que estaba haciendo, y con la intención de que fueran utilizados por quienes supieran qué hacer con ellos.
Cada uno de estos relatos es una joya del pasado, otras formas de ver el mundo, que corren el riesgo de perderse para siempre.
El cuento y sus enseñanzas forman parte del patrimonio de la humanidad, son también una esperanza, un pasaje a otros mundos donde las alfombras vuelan y las princesas besan ranas.
Recuerda que en algún lugar dentro de ti mismo, espera ese niño, esa niña, que aún es capaz de asombrarse con historias fabulosas. Y lo más importante, es, que si dejamos que nuestro niño escuche estos cuentos, sacaremos las enseñanzas en ellos atrapadas para poder cambiar nuestro miedo en valentía, nuestra tristeza en alegría, nuestra desconfianza en cordialidad.
Todos los cuentos que comparto y compartiré contigo han servido para abrir mi mente y crecer.
Viki Morandeira
Coach Ontológico