Cómo Dejar de Enfadarte y Vivir en Paz
Reflexión basada en el libro "Una llamada al amor", de Anthony de Mello.
Hola!!
Hoy me gustaría hablar de un tema recurrente en la vida de casi cualquier persona y relación. El enojo.
¿Te has dado cuenta de cómo te afecta el enfado? Todos hemos pasado por esos momentos en los que alguien nos saca de quicio, y todo nuestro día se arruina. A veces, parece que el problema es esa persona que actúa de cierta manera, y nos decimos: «¡Es que si no fuera tan insoportable, yo no me sentiría así!»o “Si hiciera las cosas, yo no me enfadaría”
Pero, ¿y si te dijera que el origen del enfado no está en lo que hacen los demás, sino en cómo lo interpretamos nosotros? Anthony de Mello, en su libro “Una llamada al amor”, nos invita a ver el enfado desde otro ángulo: uno que empieza por mirar dentro de nosotros, no fuera.
¿Por qué te enfadas? (según Anthony de Mello)
Anthony de Mello ofrece una perspectiva práctica y útil sobre el enfado. Estaba releyendo su libro ayer, y me pareció necesario compartir contigo sus reflexiones.
Las razones por las que nos enfadamos no son tan simples como parecen. No se trata de lo que hacen los demás, sino de lo que pasa dentro de nosotros.
De hecho, propone tres razones principales por las que solemos sentir irritación:
Proyectamos nuestros propios defectos
Seguro te ha pasado: lo que más te molesta de los demás es, a menudo, un reflejo de algo que no te gusta de ti. Esto ocurre porque hay partes de nosotros que preferimos no ver ni aceptar, y las proyectamos en los otros. Por ejemplo, si alguien es desorganizado y eso te irrita, tal vez en el fondo, es porque tú también luchas con el desorden y te molesta ver esa misma falta de control en el otro. Al reconocer esto, comenzamos a ver el enfado como una oportunidad para conocernos mejor, en lugar de simplemente culpar a los demás.
Nos incomodan las verdades que no queremos ver
Otro motivo común del enfado es cuando las palabras o acciones de alguien tocan un punto sensible en nosotros. Puede ser una crítica que, aunque no queremos admitirlo, es cierta. Esa incomodidad provoca una reacción defensiva y nos enfadamos. Es como si esa persona nos recordara algo que llevamos tiempo evitando. El truco aquí está en darte cuenta de que el problema no es lo que dicen, sino algo de ti que te cuesta enfrentar.
Nuestras expectativas no se cumplen
A lo largo de nuestra vida, creamos expectativas sobre cómo deberían comportarse los demás. Estas expectativas vienen de nuestra crianza, nuestra cultura o simplemente de lo que hemos aprendido que es «correcto». Entonces, cuando alguien no actúa según lo que esperamos, nos frustramos.
Pero aquí viene la clave: ¿tenemos realmente derecho a esperar que los demás se comporten como queremos? Muchas veces, no. Y ese choque entre lo que esperamos y lo que realmente ocurre es lo que alimenta el enfado. Al ser conscientes de esto, podemos empezar a soltar esas expectativas y vivir con más tranquilidad.
¿Qué puedes hacer cuando te enfadas?
Cuando el enfado aparece, lo más común es que nuestro foco esté en la otra persona: en lo que hizo o dijo. Sin embargo, de Mello nos invita a un enfoque mucho más liberador: mirar hacia nosotros mismos y preguntarnos: «¿Qué pasa conmigo que me estoy enojando tanto?»
Haz una pausa y obsérvate
El primer paso para gestionar el enfado es detenerte y preguntarte: «¿Por qué me molesta tanto esto?». Muchas veces, al hacernos esta simple pregunta, empezamos a darnos cuenta de que el problema real no está en lo que hizo la otra persona, sino en cómo lo estamos interpretando. Este proceso de autoobservación nos ayuda a cambiar la perspectiva y a descubrir lo que realmente está ocurriendo en nuestro interior. Además de ayudar en nuestro autoconocimiento y crecimiento personal.
Revisa tus expectativas
Otro paso importante es revisar las expectativas que tienes sobre los demás.
¿Estás esperando que las personas actúen de cierta manera solo porque eso es lo que te enseñaron que era correcto, lo que debería ser?
Al cuestionar tus expectativas, puedes empezar a darte cuenta de que no todos ven el mundo como tú, y eso está bien. No podemos controlar cómo actúan los demás, pero sí podemos controlar cómo reaccionamos en esos momentos.
Trata de entender a la otra persona
De Mello dice algo muy simple pero poderoso: «Si realmente comprendieras a la otra persona, no te enfadarías». Cada uno de nosotros actúa de acuerdo a su propia historia, educación y experiencias. Además de ciertos componentes genéticos de la personalidad y de los más de 60 metaprogramas que determinan cómo actuamos, en general, de manera inconsciente.
Cuando nos tomamos el tiempo de entender por qué alguien actúa de cierta manera, dejamos de verlo como algo personal “contra mí”, para entender que es algo que no siempre el otro hace de manera consciente. Y así, notarás cómo tu irritación disminuye.
No se trata de justificar comportamientos negativos, sino de comprender que, muchas veces, las personas hacen lo que pueden con lo que tienen. No digo que esté bien o mal. No digo que una cosa justifique otra. Simplemente, que es importante conocer lo que ocurre, o por qué, para poder recién gestionarlo.
Amar y aceptar: La clave para no volver a enfadarse
Si hay algo que podemos aprender de Anthony de Mello, es que el amor y la aceptación son las herramientas más poderosas para transformar el enfado en paz.
Esto no significa que tengamos que soportar cualquier cosa o permitir que nos falten al respeto, sino que podemos aprender a responder desde un lugar de comprensión en lugar de reacción.
Practica la compasión
La compasión nos permite ver a los demás con una mirada más amable, entendiendo que, al igual que nosotros, también tienen sus luchas y desafíos. Cuando practicamos la compasión, nos damos cuenta de que el enfado no tiene tanto que ver con la otra persona, sino con cómo nos relacionamos con ella. Poco a poco, al cambiar nuestra mirada, transformamos también nuestra reacción.
Acepta lo que no puedes cambiar
Otra clave para no volver a enfadarse es aceptar que no podemos cambiar a los demás. ¿Cómo te sentirías tú si constantemente alguien te dijera que deberías actuar de cierta manera? Aceptar, no personalizar y dejar de resistir que cada persona es como es, y que no tenemos control sobre sus acciones, te dará paz a ti y a los demás. Esta aceptación nos permite vivir con más serenidad, sin cargar con la frustración de querer que el mundo funcione según nuestras expectativas. Además, ¿Por qué tendría que ser así?
Crea un ambiente de amor
Finalmente, cuando eliges tratar a los demás con amor, comienzas a ver cómo el mundo a tu alrededor cambia, dice Anthony de Mello:
«Cuando tratas a los demás con amor, ellos responden de la misma manera, y te encuentras viviendo en un mundo de ternura que tú mismo has creado».
El enfado crea un ambiente tenso y hostil.
El amor genera paz y armonía.
Si el enfado está muy presente en tu día a día…
Es hora de dejar de decir que tienes carácter fuerte. La fortaleza de carácter es algo diferente, y admirable. Pero eso que llamas “carácter fuerte” es falta de inteligencia emocional y falta de responsabilidad sobre tus propios actos. Así que… toma acción. Trabajo online. Si necesitas dejar de enojarte, tengo un taller de Gestión del Enojo que es la solución.
El cambio está en tu mano. Y al hacerlo, no solo te liberas del peso del enfado, sino que también invitas a los demás a responderte con más amor.
Un abrazo!!
Me encanta leerte. ¡Gracias!