Cambiar es un proceso y no un evento
El dolor, el trauma, el duelo, son procesos. Y terminarán si continuas hasta el final.
¡Hola gente!
La semana pasada te contaba que había caído en un “camino neuronal” que me llevó al dolor. A pesar de haberlo trabajado bastante. A pesar de comprender que mi interpretación de esa situación era la que me causaba el dolor y no mi pareja.
¿Por qué “caí”?
Porque cambiar es un proceso y no un evento único.
¿Te ha pasado alguna vez que te propones cambiar algo, empezar una nueva rutina o dejar un hábito que no te hace bien, y sin darte cuenta terminas haciendo lo de siempre? ¿Y te pones excusas para no ser “culpable” de no cumplir lo que te propusiste?
Según una estadística, (que me acabo de inventar), fallar a la hora de cambiar algo que se han propuesto, le ocurre al 90%. A un 5% también, pero les avergüenza confesar su debilidad. Y el otro 5%, el que no falla, no son humanos. 😋
Quizás te dices a ti mismo que esta vez será diferente, que tienes toda la intención de mejorar, (mi mente tiene estos diálogos 🤦♀️) pero de algún modo regresas a esos mismos patrones de antes.
¿Por qué nos sucede esto?
¿Por qué decimos que queremos mejorar “algo”, pero cuando llega el momento de actuar, nos encontramos atrapados en los viejos hábitos?
Todos tenemos “coartadas” para no decir que fallamos, porque no es tan importante conseguir eso, o porque lo estamos haciendo “por otros”, o porque hemos elegido seguir viendo esa serie antes que ponernos a estudiar/ir al gym/limpiar/etc.
El hábito de no ejercitar la fuerza de voluntad
Volvemos al viejo hábito por la naturaleza de nuestro cerebro. Para ahorrar energías, tu mente tiende a tomar el camino más fácil, el que ya conoce bien.
Los viejos hábitos tienen raíces profundas, han estado ahí tanto tiempo que son automáticos. Sus caminos neuronales son autopistas de varios carriles.
Aunque nuestras intenciones sean buenas, en esos momentos en que estamos cansados, estresados o simplemente en piloto automático, nuestro cerebro vuelve a lo que le resulta familiar.
No es lo mismo el deseo de cambiar que la acción de cambiar.
Entre querer hacer algo y realmente hacerlo hay una distancia importante, que se construye a base de pequeñas elecciones diarias.
Ahora bien, ¿cómo podemos cerrar esa brecha?
Para empezar, es fundamental aceptar la realidad y dejar de poner excusas.
Asumir que la fuerza de voluntad no es solo decir “quiero” y esperar que todo cambie.
Comprender que la fuerza de voluntad se fortalece poco a poco, con cada decisión.
Cuando queremos hacer cambios reales, necesitamos preguntarnos honestamente si estamos dispuestos a salir de esa zona de comodidad y hacer algo distinto, incluso si es incómodo.
Requiere recordarnos una y otra vez por qué queremos ese cambio, para que nuestro compromiso sea más fuerte que el impulso de regresar a lo conocido.
La próxima vez que sientas que estás cayendo en un viejo hábito, haz una pausa y pregúntate: ¿realmente quiero seguir aquí? ¿Quiero de verdad volver a este punto que me incomoda, que me hace sentir que no avanzo?
Y si la respuesta es no, toma esa fuerza de voluntad y da un paso, aunque sea pequeño, hacia la dirección que deseas.
Porque cambiar no es un evento; es un proceso, y cada momento es una nueva oportunidad para acercarte más a quien realmente quieres ser.
Porque la única forma de fracasar en cualquier cambio de hábitos es rendirse tras un fallo.
El proceso del cambio lleva logros, pero sobre todo lleva fallos. Perdónate rápido y vuelve a tu plan.
Con cada pequeña victoria, esos viejos hábitos pierden poder y le das espacio a una versión de ti más consciente, una que actúa desde lo que verdaderamente desea y no desde lo que le resulta cómodo o familiar.
Porque lo que realmente nos frena o nos mantiene en el mismo lugar, es no ser conscientes del inmenso poder que tenemos para lograr todo aquello que deseamos.
Aceptando dónde estás hoy. Quién eres hoy. Qué haces hoy y no te gustas.
Decide dónde quieres estar. Quién quieres ser. Qué quieres hacer porque te gustas más.
Educa a tu cerebro para estar donde quieres estar, ser quien quieres ser y hacer las cosas que quieres hacer, para gustarte más a ti.
Cada día da un paso más para completar el proceso.
Si te ha gustado, comparte. Si crees que ayudarás a otros, comparte. A mi me ayudas. Gracias por leer y llegar hasta aquí.
Viki Morandeira
Coach Ontológico