Beetoven Japonés: ¿Un gran fraude o una gran suerte?
Lee este mensaje, no estoy hablando de música, sino se pareja, para variar. 😋
Hola Gente!
Si por el título creías que hablaría de música clásica, no será así. Voy a mostrarte un ejemplo concreto y real, donde podrás entender tener diferentes interpretaciones puede ampliar tu visión y no afectar a tu relación.
El “Beethoven japonés” y las dos interpretaciones de la misma historia
Hace unos días, mientras cenábamos, le pregunté a mi esposo si sabía algo del “Beethoven japonés”. Aunque sucedió hace más de una década, esa noche fue cuando lo leí por primera vez.
La historia me dejó fascinada, y como mi esposo conoce mucho sobre muchos temas, antes de soltarme a hablar, quería saber si él ya sabía algo.
Seiji Samuragochi, se hizo famoso por ser un compositor japonés de música clásica a pesar de ser sordo, de ahí que lo apodaran el “Beethoven japonés”.
Pero resultó no ser el genio que todos creían. Su obra más reconocida, junto con varias otras piezas, habían sido compuestas en secreto por otra persona. Además, no era sordo. Un fraude, pensé yo. Un escándalo.
Cuando terminé de contarle la historia, justo luego de “mi interpretación” como algo negativo, mi esposo me sorprendió con su respuesta:
—Gracias a eso existen esas magnificas obras. El verdadero compositor creó esas obras gracias a que se las encargaron al “falso compositor”. Cada uno hizo lo que el otro, en solitario, no supo hacer. Yo lo veo positivo.
Y la verdad es que en ese momento fue tan fácil ver su interpretación y estar de acuerdo, que me quedé pensando en ello. Para compartirlo aquí y que lo puedas aplicar en tu pareja, en tu vida.
Sí, el fraude existió, pero también era real que gracias a ello el compositor “en la sombra” Takashi Niigaki, había creado magníficas obras. Mi interpretación y la de mi esposo, ambas eran reales.
La realidad no es lo que es: es lo que interpretamos
En la vida, y especialmente en la pareja, todos somos como mi esposo y yo aquella noche: seres interpretativos. La realidad no nos llega como un hecho neutro; nos llega filtrada por nuestras experiencias, creencias y emociones. Pero también por la interpretación del periodista que ha escrito la nota que acabamos de leer.
Y sin darnos cuenta, damos categoría de “realidad” a una interpretación propia o externa.
Dos personas, la misma realidad, dos interpretaciones radicalmente distintas.
Y en la pareja… ¡boom!
Ahora llevemos esto a una situación cotidiana de pareja.
Situación: Uno de los dos decide pasar la tarde con amigos en lugar de quedarse en casa con su pareja.
- Interpretación 1: "Si prefieres salir con tus amigos antes que pasar tiempo conmigo, es porque ya no te importo tanto. Seguro que te aburres conmigo y prefieres a los demás."
Emoción asociada: Desilusión, inseguridad o celos.
- Interpretación 2: "Necesitaba un momento para desconectar y disfrutar con mis amigos, pero eso no significa que te quiera menos. Al contrario, me ayuda a recargar energías para estar mejor cuando estamos juntos."
Emoción asociada: Tranquilidad, necesidad de espacio personal.
La misma acción (salir con amigos) genera dos interpretaciones opuestas: una de abandono y otra de autocuidado. Sin comunicación clara, esto puede derivar en un conflicto, donde uno se siente ignorado y el otro, incomprendido.
¿Te suena?
El problema no está en las interpretaciones en sí, sino en que no somos conscientes de que todas son válidas.
Cuando creemos que nuestra versión es “la verdad absoluta” y que la otra persona está equivocada y pretendemos explicar nuestra verdad, se generan malentendidos, discusiones y, a largo plazo, distancia emocional en la pareja.
Es importante comprender que “amigos” y “pareja” o “familia y pareja” no son comparables. Necesitamos de los dos y que un día se quiera pasar con amigos o familia no significa que no se tenga amor por la pareja.
¿Cómo evitar que las interpretaciones destruyan tu relación?
La clave está en la conciencia y la curiosidad:
Reconoce que tienes una interpretación, no la verdad.
Antes de reaccionar, pregúntate: ¿qué historia me estoy contando sobre esto? ¿Qué más podría significar esta situación?
Dale espacio a la interpretación del otro.
En lugar de suponer, pregúntate: “¿Cómo vió mi pareja esa situación?”. Te sorprendería descubrir que, muchas veces, la intención detrás de una acción es completamente distinta a lo que imaginaste.
Busca el punto medio.
Así como mi esposo y yo encontramos algo interesante en las dos caras del “Beethoven japonés”, en pareja es posible llegar a una narrativa común que respete ambas perspectivas. No se trata de que uno tenga razón y el otro no, sino de poder construir una visión conjunta.
Practica la empatía.
La próxima vez que te enfrentes a una situación complicada, intenta ponerte en los zapatos de tu pareja. ¿Qué sentirías tú si estuvieras en su lugar?
Transformar el conflicto en conexión
Regresando a la historia del “Beethoven japonés”, ni mi interpretación (un fraude) ni la de mi esposo (una oportunidad) estaban equivocadas. Ambas eran solo maneras de mirar lo mismo desde ángulos distintos.
Entendernos más y mejor
En las relaciones, este principio puede ser una brújula para entendernos mejor. Cuando aceptamos que hay tantas verdades como personas, abrimos la puerta a la conexión, a resolver conflictos con más amor y menos ego, y a encontrar belleza incluso en las situaciones más difíciles.
Porque, al final del día, no es importante quién tiene la razón. Lo que importa es cómo elegimos interpretar nuestra historia juntos.
Viki Morandeira